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VOLVER LA MIRADA: PALOMAS

He leído recientemente varios libros sobre el vínculo que históricamente hemos construido con el mundo que nos rodea y que hace parte del universo natural. O más bien ¿del vínculo que históricamente hemos venido perdiendo y que algunos tratamos de recuperar?.


Animales, plantas, hongos, vientos, nubes, son protagonistas de libros que me han llenado el corazón en los meses recientes, lecturas que, además, hoy hacen parte del Club de Lectura que estoy haciendo con Tango Discos y Libros (Dejo la lista al final de este texto por si se antojan de leer cosas hermosas, hay narrativa y ensayo de divulgación científica y ensayo narrativo)


Entre esas lecturas, que siempre terminan aterrizando adentro mío como pensamientos inquietos y dispersos, he estado pensando mucho en el ecosistema que hace parte de mi vida cotidiana. Y no se trata únicamente de mis tres gatos, de los perros de mi hermana o del perro vecino al que miro por las mañanas y que parece no darse cuenta de que lo veo al otro lado de la calle.


No, se trata también de la araña que vimos la semana pasada paseando por el techo de mi cuarto. “Vimos” mis tres gatos y yo, los cuatro absortos en sus movimientos: ellos tres queriendo cazarla y yo pidiéndole con la mirada que por favor se vaya y se esconda, porque no la voy a salvar, porque aunque la amo y admiro su belleza, me da miedo que me salte encima, y ellos tienen muy fácil la trepada hasta allá.


Pero se trata también de la polilla que encontré entre las camisetas y que por alguna extraña razón solo se está comiendo las camisas de rayas… una polilla rayada me dijo R. También de las cucarachas del hotel en Honduras con las que, sin palabras, hice un trato de respeto mutuo para no asesinarnos durante la noche. Y también se trata de las abejas en las que sigo pensando desde hace meses cuando en medio de la humareda que dejaban los cerros ardiendo trataron de escabullirse entre mi casa, las pobres, sin saber que adentro los tres gatos ya querían engullirlas. L y yo tratamos, sin mucho éxito, de sacarlas, un poco con la angustia de no saber como librarlas del humo, pero a sabiendas de que acá adentro no tendrían un final mejor.


Y he pensado mucho en los seres de mi ecosistema a los que a veces ni volteo a mirar. En los gusanos de la fresa que ya se empezó a poner café y que el otro día casi mastico; y también, en las palomas cuyas sombras danzan a través de mi ventana y en las que a penas me detengo mientras me despierto.

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Y entonces esta mañana decidí detenerme en ellas. Las palomas. Tan lindas siempre, despreocupadas de la vida, cargando a cuestas las miradas odiosas y asqueadas del mundo que les ha robado su espacio. Tan adustas y elegantes con sus plumitas de colores, verde metálico, azul tornasolado, sedosas, brillantes, escondidas en el pecho y en el cuello, con sus patas que parecen extremidades alienígenas, transformadas por el contacto con todo el odioso rastro humano: cables de luz, rejas de púas, cercas de vidrio... todo para evitarlas.


En este ejercicio de pensar en ellas he tratado de buscar lecturas que me permitan verlas más allá de mi mirada distante. Me acordé del libro de Ida Vitale, "De animales y plantas" en el que, sobre las palomas, dice:

"En Córdoba, ciudad de digna seducción, todas las palomas son blancas sin ningún miedo a ese color. Allí pensé, a propósito de las palomas, que la belleza puede ser menos que la singularidad"

y yo creo que en el corazón de este fragmento se explica el cariño especial que siento por estas aves, el hecho inaúdito de que lo singular siembra más memorias en el corazón que lo que es simplemente bello.


Leyendo por otras partes supe cosas de ellas que no sabía:


  • Que las bravías (las grises con plumas tornasol) fueron domesticadas hace más de 5.000 años

  • Que son como gps animales: usan el campo magnético de la Tierra, el sol y hasta los olores del ambiente para volver a su palomar así esté a cientos de kilómetros.

  • Que las tortolitas son las nativas: pequeñas palomas de plumas cafés que han tenido que ceder su casa a las visitantes que llegaron en la colonia, aunque no es culpa de las bravías: las trajeron enjauladas y las dejaron acá abandonadas sin más que hacer que armarse una casa nueva con las sobras de otras. Migrantes sin posibilidad de alzar el vuelo hacia atrás. Una historia que se repite.



Hace algunos meses, fui a una charla en la que Isabel Zapata, escritora mexicana, hablaba sobre sus libros en donde los animales son el centro y allá dijo:


"Sabemos tanto de los animales como lo que sabemos de cuando fuimos niños, o sea nada, porque no nos acordamos"

Y pienso entonces en el papel que me toca jugar a mí en este ecosistema, un ecosistema que estoy cansada de mirar desde lejos, como si no fuera yo la que se pone las camisetas mordisqueadas, como si no fuera yo la que casi pisó una paloma acurrucada al lado de la puerta de mi casa, como si no fuera yo la que se olvida de que cuando era niña quería dedicarme la vida entera a ver de cerca a los animales y a las plantas.


Podría pensar que nos hemos olvidamos de las palomas cuando dejaron de sernos útiles, o quizás cuando dejamos de mirar el mundo con curiosidad y respeto. En las ciudades, las palomas resisten entre el cemento como pequeñas sobrevivientes de otra era, recordándonos que incluso los animales más comunes tienen un libro de historias atado a las patas.


Pienso en las palomas como en todos esos seres que no queremos ver, incluso humanos, personas a las que le pasamos por el lado mientras habitamos la indiferencia y me prometo no volver a hacerlo, ni con ellas, ni con las personas que hacen parte de mi propio ecosistema cotidiano: la calle, la tienda de la esquina, la librería, el andén.


LISTA DE LIBROS QUE INSPIRARON ESTE BORDADO Y ESTE TEXTO:

Plantas y animales - Ida Vitale

NiñaPájaroGlaciar - Mariana Matija

Solo un poco aquí - María Ospina Pizano

Una ballena es un país - Isabel Zapata

Fieras familiares - Andrés Cota Hiriart (Lectura en proceso, pero firmemente enamorada)

Siete plantas - Diana Obando, Sara Múñoz, Ana Milena Gómez, Sara Barbosa, Monika Bock, Valentina Agudelo, Sofía Villa

Erial - Diana Obando

Troika - Isabel Zapata


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